domingo, 31 de enero de 2010

Up in the air. El vergonzoso arte de los trailers engañosos


Ocurre ya con demasiada frecuencia. Estás a punto de ver una película. Te colocan un trailer de un próximo estreno, e invariablemente le comentas a tu vecino de al lado “Esta tiene que estar bien, Hay que venir a verla”. A los que se dedican a compilar las mejores escenas de una película para hacer un trailer correcto, habría que darles una medalla. A los que engañan a conciencia, realizando un montaje equívoco, a veces incluso mejor que la propia película, habría que elevarles directamente al olimpo de los que se descojonan literalmente de la inteligencia de la humanidad, en el que ya se encuentran por méritos propios personajes como Tapies, Ferrán Adriá y otros muchos.
El maestro de maestros de este vergonzoso arte empezó siendo el individuo que se trabajó el trailer de “El imperio del sol”, del amigo Spielberg. Se dedicó concienzudamente a recopilar las cinco únicas escenas de la película en las que hay algo de acción. Nada más lejos de la realidad, en una película que, quitando esas escenas, no era más que un soberano tostón.
Algo así sucede con “Up in the air”. Ves el trailer, lees que es firme candidata a los oscars, y encima trabaja George Clooney. ¿Qué más se puede pedir?
La película no empieza mal. Consejos prácticos, que recuerdan a los de “El turista accidental”, y que les vendrán muy bien a todos aquellos que viajen en bussines durante más de trescientos días al año (no te digo...). Al comienzo, en los títulos de crédito, nos enteramos de que está basada en una novela de Walter Kirn titulada “En el aire”, así que la cosa promete.
Nada más lejos de la realidad. La película resulta ser un completo dislate, un fiasco concienzudo, desde el principio hasta el final. Dejando de lado la grotesca frivolización de un tema tan delicado como el de dejar a alguien sin empleo, las historias y los personajes se entrecruzan sin ningún sentido, sin llegar a ningún puerto. A George Clooney, cuya única y absurda meta consiste en acumular un desorbitado número de millas aéreas, le obligan a ejercer de padrino de Anna Kendricks, una incipiente ejecutivilla, a la que se le ha ocurrido la genial idea de despedir a la gente por videoconferencia, para abaratar costes. Al amigo George le parece una idea nefasta, no se sabe muy bien si porque en el fondo le conmueven las personas a las que deja sin empleo, o porque se le acaba el chollo de volar, que es lo único que le motiva. Así que apadrina a la niña, que viaja con él para aprender el oficio.
Al mismo tiempo, en una absurda escena en el colmo de la superficialidad, conoce a Vera Farmiga, una madura mujer que tiene casi tantas tarjetas de clubs exclusivos y millas aéreas como el amigo Clooney. Después de intercambiar cromos y hablar de chorradas, comienzan una tórrida aventura marcada por las esporádicas ocasiones en las que coinciden en alguna ciudad o aeropuerto.
Una vez expuestos los planteamientos, la película comienza a hacer aguas y a aburrir. La historia con la moderna y joven ejecutiva no conduce a ninguna parte. El romance (si es que se le puede llamar así) con la mujer madura choca frontalmente contra un muro cuando el bueno de Clooney descubre que se ha enamorado y corre a Chicago a buscarla, para encontrarse con que tiene marido e incluso hijos. Sin venir a cuento, el director nos mete en otro embrollo intrascendente, consistente en la boda de la hermana de Clooney. Todo ello, aderezado con los dramas personales de todos aquellos personajes a los que Clooney y su joven compañera envían a la puñetera calle sin que se les borre la sonrisa. ¿A qué viene todo esto?
En una absurda pirueta del director, hacia el final de la película aparecen varios personajes despedidos, que proclaman que no es duro perder el empleo si tienes a alguien al lado que te transmita calor por las mañanas. Tócate las narices. Resulta que el desgraciado es el amigo Clooney, que ha elegido no sólo vivir sólo, sino dar charlas sobre ello (¿a qué viene que este individuo pronuncie esas conferencias sobre lo de vaciar la mochila y todas esas chorradas? ¿qué sacan en conclusión los que acuden a ellas?)
¿Todo este bodrio está basado en una novela? Salgo del cine con la sensación de que acabo de asistir a un completo dislate. La estructura no parece sacada en absoluto de una novela. El propio director, Jasón Reitman, me da la clave al enigma en la entrevista que aparece en “Fotogramas”: “Vera Farmiga y Anna Kendrick no están en el libro, el despido de gente con videoconferencia tampoco, ni la boda ni los discursos sobre la mochila vacía”. Acabáramos. El bueno de Jason se ha inventado una historia en la que ha mezclado sin ningún miramiento varias historias incompatibles entre sí. Y además resulta que es el director también de “Gracias por fumar”, otro bodrio infumable, nunca mejor dicho, en el que salí del cine con la misma sensación que en esta ocasión.
Bajo mi punto de vista, Jason Reitman comete varios errores imperdonables. En primer lugar, elige a un actor como George Clooney, que, definitivamente, y que me perdonen los millones de mujeres que suspiran por sus huesos, sólo sabe interpretar a George Clooney. Sus personajes son irrelevantes cuando él los encarna. No transmite ninguna credibilidad, al contrario que Vera Farmiga, por poner un ejemplo. Parece colocarse muy por encima de los personajes a los que despide, como si existieran dos tipos de seres humanos, los mediocres, sufridores, feos y pobres, y George Clooney y la fauna VIP de la que se rodea. En segundo lugar, se permite el lujo de desperdiciar, sin ningún miramiento, a dos actorazos como son Sam Elliot (el comandante de vuelo que le entrega la madre de todas las tarjetas) y J.K. Simmons (uno de los despedidos por Clooney y su compañera). En tercer lugar, trata de arreglar al final de una forma absurda pretendidamente sentimentaloide lo que se ha encargado de predicar a lo largo de toda la película (bienaventurados los parados, porque no están solos)
Tuve un único momento de sonrisa, cuando el bueno de Danny Mcbride (en el que me he fijado desde el magnífico personaje que encarna en “Tropic Thunder” le resume a Clooney, en menos de un minuto, las razones por las que se niega a casarse con su hermana. El resto de la película, no es más que pura mediocridad.