jueves, 13 de marzo de 2008

Infiltrados


"Déjalo ya, Frank. Ya no necesitas más dinero". "Tampoco necesito follar y sin embargo me encanta". "infiltrados" está llena de perlas como esta, dignas de pasar a la historia de los diálogos de cine. La última película de Scorsese trata de eso, de dos jóvenes infiltrados, uno en la policía (Colin Sullivan, interpretado por Matt Damon) y otro en las filas de un grupo de gángsteres irlandeses (Billy Costigan, interpretado por Leonardo Di Caprio). Dos peones, manejados a su antojo por Frank Costello, el jefe del grupo de delincuentes, magistralmente interpretado por un Jack Nicholson en posiblemente uno de los mejores papeles de toda su trayectoria.


Puedes odiar a Leonardo Di Caprio, o considerar un novato inexpresivo a Matt Damon, pero te aseguro que en esta película alcanzan cotas de interpretación muy por encima de la media de las películas que han hecho ambos. Seguramente debido a la maestría del bueno de Scorsese, un director que nunca defrauda y buen especialista a la hora de describir personajes mafiosos. En este caso, Jack Nicholson se sale como Frank Costello, un capo que adopta desde niño a Colin Sullivan y le paga su carrera hasta convertirle en un alto mando de la policía. Una inversión, en realidad, porque el astuto Sullivan se encarga de avisar a su padrino cada vez que la policía le pisa los talones, permitiéndole así a su padrino alcanzar un puesto cada vez más privilegiado en el mundo del crimen. Al adoptarlo, Costello pronuncia otra de las muchas frases memorables de esta película: "Cuando tenía tu edad nos decían que podíamos ser policías o delincuentes, pero cuando tienes una pistola cargada...¿Cual es la diferencia?".


La trayectoria estelar de Sullivan en la policía, perfectamente complementada con la vida de niño de papá que le financia su padre adoptivo, contrasta fuertemente con la de Costigan, Leonardo Di Caprio, que ha tenido problemas desde su juventud y al que eligen para infiltrarse en la banda de Costello poco menos que para hacerle un favor. Resultan enriquecedores los diálogos de Costello con el nuevo miembro, al que considera prácticamente como su hijo y del que sin embargo no deja de sospechar en ningún momento.


Curiosa también la cacería que se establece entre los dos jóvenes, que no se conocen pero que son conscientes, casi desde el principio, de que algo no cuadra, y de que hay un infiltrado en el otro campo. Esta obsesión por encontrar al otro les consume la vida, ya que la certeza de que en cualquier momento pueden ser descubiertos les provoca situaciones de crisis continuas.


Una gran película, llena de buenas interpretaciones y de clases magistrales impartidas por Frank Costllo, que se hace incluso simpático a pesar de rodar la paranoia. Buena también la interpretación del grupo de criminales irlandeses, bastante más bestias que los gángsteres italianos a los que nos tiene acostumbrado Hollywood. A destacar también la banda sonora, compuesta por Howard Shore, y en especial una pieza que poco o nada tiene que ver con la música irlandesa que se deja escuchar en la mayor parte del resto de la película. La pieza en cuestión se llama "The departed tango", y pasará seguramente a la leyenda.

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