domingo, 9 de marzo de 2008

Un plan brillante


Resulta extraña esta película en el batiburrillo de piratas, Harrypotters, faunos y espídicos gritones que invaden las pantallas cinematográficas. Un rara avis singular, tanto por su impecable factura como por la historia que cuenta.


Demi Moore interpreta a Laura Quinn, alta ejecutiva que trabaja en un holding dedicado a los diamantes en el Londres de los años 60. A pesar de su inteligencia y dedicación, muy superior a la mayoría de sus compañeros masculinos, no logra ascender en el escalafón. Todos los directores de sucursal que se eligen son hombres. Por si esto fuera poco, el Sr Hobbs, interpretado magníficamente por Michael Caine,un entrañable anciano que trabaja limpiando las papeleras y los despachos de la compañía, la advierte de que la van a despedir en breve.


Hobbs le cuenta su plan para robar la caja fuerte de la compañía. Apenas nada, una especie de robo simbólico, que consiste en principio en llevarse los diamantes que quepan en un humilde termo de café. Después de muchos tiras y aflojas, Hobbs convence a la fría Laura para que le ayude. El asunto se complica cuando la compañía instala un sistema de cámaras para vigilar los pasillos. Cuando llega el día D, Hobbs tiene que coordinar sus lentos movimientos para entrar en la caja fuerte en el intervalo de quince segundos que permanece la cámara desconectada. Asistimos a la patética carrera del anciano, que se salva de ser visto unicamente gracias a la gula del vigilante. "Le van a pillar", piensa invariablemente el espectador. Laura, mientras, llama por teléfono al vigilante para distraerle.


En la siguiente escena, Hobbs llega a su casa y enjuaga el termo de café. Al parecer no se ha atrevido, o no ha podido, sacar un solo diamante de la cámara acorazada. Laura, que ha observado salir a Hobbs del turno de noche, es requerida por los guardias para que les acompañe a la cámara acorazada. En una toma que borda la perfección, por lo desconcertante de la misma, aparece la cámara absolutamente vacía. Han desaparecido hasta los diamantes enmarcados que colgaban de las paredes. Más de una tonelada de diamantes.No voy a revelar la artimaña de Hobbs para sacar los diamantes de la cámara sin ser visto. La misma Laura trata de convencerle de es una locura lo que ha hecho, hasta el punto de que se ofrece para participar en la investigación que promueve la compañía de seguros para esclarecer el caso.


Solo al final nos enteramos de que el bueno de Hobbs pretendía únicamente llevar a cabo una venganza, que consigue con nota, y de que los diamantes en si le importaban un auténtico carajo.Una gran película, perfectamente ambientada en la época, con colores pálidos y sugerentes en muchas ocasiones. Música de jazz, suave, sin estridencias, y una más que meritoria interpretación, tanto de Demi Moore, que a mi juicio mejora con los años como el buen vino, como de Michael Caine, un valor siempre seguro. Destaca también Lambert Wilson en el papel de detective de la compañía de seguros, sutilmente prendado de Laura. Cine con mayúsculas, que crea afición, y del que sales de la sala con la sensación de que no te han estafado, y de que no todo está perdido.

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